Las Ventas : Feria de San Isidro 2014
Las Ventas : Feria de San Isidro 2014
Lo mejor de ver una
corrida solo, es que estás rodeado de miles de gentes.Que hablan, dicen, quizá
piensan, sienten y forman una bruma depuzzle jamás encajado.
Abajo, los toreros. Empecinados siempre en esa búsqueda trabajosa y
tantas veces estéril, de lograr una visa que le permita el viaje hacia
el país del sueño: ser figura. Es inevitable entonces eliminaruna mirada
casi melancólica al verlos en la tarea de encajar cada pieza del rompecabezas
que es Madrid, un
laberinto con señales que equivocan como los caprichos de un bello veneno.
En esas estaba Juan del Alamo, a
punto se sellarle el visado, luego de haber compuesto gran parte del
puzzle con un toro bueno de Vellosino en
faena profunda. En esas estaba, buscando las piezas que le
quedaban para completar la puerta grande cuando se perfiló lejos para
matar a un toro que sólo fue bravo en la imaginación del tercio de varas. Y
pinchó. Adiós visa.
Esa es la lectura
anímica de una tarde en la que a Los toros de Martín
Lorca no les alcanza el amparo ni a través de
presencia intachable, pues, siendo corrida de escaparate, cara por muy bien
comida, seria, alguno de cara abierta, tuvo ese fondo escaso en donde
apenas cabe medio dedo de raza y otro tanto de bravura. Apenas una falsa
esperanza de movilidad duradera en el más liviano de cuerpo,
segundo. Nobleza sin empuje en el lote de Teruel y
un toro que sólo fue bravo en la imaginación madrileña del tercio de varas,
diseñado por Álamo para
lograr las piezas del puzzle al ganarse a la gente. Lo hizo cumbre el picador,
moviendo ligero el caballo, echando el palo, señalando arriba y sin pegar
fuerte.
Ese toro,
sexto, que nunca fue bravo, se dio la vuelta al revés en el capote
de Juan del Álamo a
la salida del primer encuentro y enseñó su genio en el quite por
chicuelinas con el que Teruel quiso
buscar su perdón sin hallarlo, al menos el del público. Le caminó mucho en
una larga apertura de doblonesel salmantino y en el embroque de un trincherazo,
lo lanzó al aire como pluma y cayó como saco, feamente. Y se puso de
nuevo, firme, el público entregado. Una tanda saldó con aplomo las tarascadas
del toro y ya las siguientes fueron las de esas faenas secas, áridas de
bravura, de ponerse, de atacar, de arrimarse, de jugarse los muslos. A más
el torero, a menos el toro. Buscando pasar con inercia, se perfiló de lejos y
pinchó tres veces. Ahí se dejó una Puerta Grande de ley.
Le habían devuelto
uno que sacó clase pero estaba inválido y salió a la plaza un sobrero camino de
los seis años de Vellosino, mucho
hueso, mucha caja, despistado, que se fue calentando en una buena lidia de su
cuadrilla. Tenía el toro el cuello de una jirafa que lo humilló en los doblones
de inicio y dos tandas superiores en las el torero presentaba, enganchaba,
trazaba el muletazo por abajo, giraba el cuerpo con la muleta puesta y lograba
una ligazón y profundidad sobresalientes. Un toreo que agota y exige al toro,
tanto que la tercera tanda la profundidad fue a menos y con la izquierda
también. Hubo una mas con la derecha enorme por tirar del toro, que jamás tuvo
inercia. El toreo llega cuando no hay velocidad, así lo vimos en esa faena
de Juan del Álamo, de
oreja sin mancha.
Uno muy lleno y
hermoso de Teruel tuvo
nobleza correcta, como correcto estuvo el torero tras un inicio de buen sabor.
Tuvo escaso discurso el toro, de recorrido corto, respondiendo el torero con
un academicismo pulcro. Esa corrección de formas y modos fue también
el contenido de la faena al cuarto, amplio de cuna, mansurroncete, sin
maldad. Hubo una especie de pacto de no agresión que no caló en la bruma de
gentes a su aire que es Madrid. Peor
lote fue el de Tendero, si
bien el segundo tuvo una docena de pases que el manchego aprovechó en una tanda
de inicio en la distancia larga y otra más y ya casi sanseacabó,
reponiendo el toro por el pitón izquierdo. Fue el quinto toro
de Ohh al salir, arremangado de cuerna y de Ayyyy al
segundo pues fue el de menos fondo de todos. Ninguno.
Cosas de la vida. En
seis días le pudo haber cambiado el signo de Tendero, metido
en esa trabajera que consiste en buscar la visa para viajar al país de los
sueños. En la mano, sellada y rubricada la tuvo Juan
del Álamo, que seguirá en ese empeño que consiste en
encajar todas las piezas de puzzle tan difícil que es Madrid cuando
llega la feria.
Ganadería : Toros de Martín Lorca y un sobrero de Vellosino (3º), Bien presentados, muy astifinos, y de poco juego en general.
Fernando Téllez. |
Fernando Téllez. |
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