"FERIA DE ABRIL DE SEVILLA 2016" ¡ASOMBROSO! PADILLA ABRE LA PUERTA DEL PRÍNCIPE EN SEVILLA.
FERIA DE ABRIL DE SEVILLA 2016 : 15° DÉCIMOQUINTO FESTEJO DE ABONO : 13ª DECIMATERCERA CORRIDA : TOROS DE FUENTE YMBRO : FINITO DE CÓRDOBA, JUAN JÓSE PADILLA Y DAVID FANDILA "EL FANDI".
Sevilla : Feria de Abril 2016
Gastón Ramírez Cuevas.-
Al dirigirnos a la plaza, entre una
borrasca no exenta de vendavales, jamás imaginamos ni que el festejo fuera a
celebrarse, ni que Juan José Padilla fuese a salir por la puerta más famosa de
todo el mundo taurino. Eso comprueba una vez más que cada festejo es una
lotería fantástica.
Vamos a los apuntes. El primer toro que le correspondió a Finito de Córdoba fue débil y además no se confió jamás dado el estado del piso. Sin embargo, al
final de la faena de muleta el matador nacido en Sabadell logró algunos
derechazos templados y buenos pases de pecho. Mató fatal.
En el cuarto Finito anduvo en Juan Serrano, es decir, muy poco
preocupado de no aburrir al respetable y de hacer algo que no pareciera un
embuste. A ese toro lo mataron en el caballo y a continuación el veterano
diestro nos recetó una cansina exhibición de medios pases con intermedios que
nos permitieron bostezar como leones entre uno y otro muletazo.
Juan José Padilla logró que se cumplieran sus sueños más fabulosos
y descabellados. Para el pundonoroso diestro jerezano el abrir la Puerta del
Príncipe supone la respuesta divina a las plegarias de toda una vida torera,
que si bien ha tenido momentos gloriosos, también ha estado plagada de
tragedias y sinsabores.
En el segundo de la tarde Juan José Padilla se fue a porta gayola y pegó la
que es quizá la más arriesgada y mejor media larga cambiada que haya yo visto
en mi vida, especialmente porque el toro tardó en salir una eternidad y porque
cuando lo hizo embistió de manera tan incierta que el de luces estaba
completamente atravesado en el viaje. Luego vinieron otra media larga de
hinojos, verónicas, una chicuelina y la revolera.
A la hora de picar, Juan José dio una lección de toreo recio y
antiguo, manejando el capote a una mano para dejar al toro en suerte. El de
Fuente Ymbro era un animal que presentaba una mansedumbre no falta de peligro,
pues era huidizo pero cuando se arrancaba lo hacía con ímpetu y codicia.
Después quitó Padilla por chicuelinas modernas poco logradas y tomó los palos.
El segundo y el tercer par, clavados al violín, fueron ovacionados por su
dificultad y su buena ejecución, con el torero ganándole la partida a un
rumiante que no regalaba ni una embestida.
La faena de rodillas tuvo el sello de la casa, con el Ciclón de
Jerez de rodillas y persiguiendo al toro para pegarle derechazos exponiéndose
cada vez más a un susto gordo. A base de oficio, valor a raudales y mucha
verdad, Padilla dominó al toro y lo sacó de la querencia hasta hacerle repetir
en las tandas de derechazos en un palmo. La estocada fue un modelo de
ejecución, aunque resultó algo caída y trasera. Una meritoria oreja fue
concedida por la autoridad entre el júbilo de los asistentes.
Cuando Padilla volvió a dirigirse a la puerta de toriles antes de
la salida del segundo de su lote, “Seductor” de nombre, la gente estaba ya
decidida a ayudar a uno de sus toreros consentidos a cortar dos orejas a como
diera lugar con poco que el Panaderito anduviera decidido y que el de negro
colaborara un poco. Lo mejor de su quehacer fueron las verónicas, dos medias,
revolera y serpentina; el segundo y el tercer par de banderillas (de poder a
poder y al violín en los medios, respectivamente), y la estocada tirándose
literalmente entre los pitones del pupilo de Ricardo Gallardo y cobrando un
estoconazo un poco trasero.
¿Qué pasó en la faena de muleta? ¿Fue ésta apoteótica y de gran
clase como para garantizar la salida por la centenaria y onírica puerta? Pues
mire usted, el toro fue bueno de verdad, con recorrido, nobleza, alegría y su
punto de bravura, pero Padilla se dedicó allí a pueblear fuera de cacho, como
si en vez de estar en La Maestranza se encontrase en el mítico coso monumental
de San Pantaleón de Las Tuzas, toreando para la galería y llegando inclusive a
deleitar a lo más silvestre del cónclave con el gustado pase del tiovivo al
derecho y al revés, o sea, un circular veloz, en ambos sentidos y por ambos
pitones, con su respectivo abrazo a los cuartos traseros del cornúpeta.
Al rodar el toro la petición fue tremenda. El presidente soltó el
primer apéndice, y ante la tempestad de pañuelos blancos, silbidos, aplausos y
gritos concedió el segundo trofeo. Una cosa es segura, si eso de las puertas
grandes (y también de las enormes, como la de Sevilla) no estuviera
reglamentado y toda salida a hombros dependiera del fervor popular, Padilla
hubiera salido por la Puerta del Príncipe con o sin las dos orejas de su
segundo enemigo. A veces se nos olvida que ese hombre es un héroe, que goza del
cariño incondicional de los públicos, y que todas las temeridades que lleva a
cabo las hace con un tremendo handicap, pues sólo puede ver con el ojo derecho.
Ha dicho el filósofo francés Francis Wolff que: “sólo tiene el
derecho de matar al toro quien acepta poner en peligro su propia vida.” Cabría
preguntarnos si sólo tiene el derecho de salir por la Puerta del Príncipe quien
además de poner en peligro su propia vida torea con gran belleza, con arte y
temple excelsos. Mientras el espectáculo taurino sea el más democrático y popular
de todos, sucederán estas cosas y puede que sea lo mejor. Pero entre el
pandemónium triunfalista y la celebración del público festivalero no hay que
olvidar la frase del escritor argentino Adolfo Bioy Casares refiriéndose a la
mayor parte de la raza humana que gusta de cualquier arte: “Lo peor es que no
saben que no saben.”
Pasemos ahora a lo hecho por El Fandi, un coleta del que hay quien dice que lleva dentro a un gran torero, lo cual sólo sería posible si se merendara a una figura de los ruedos antes de sus actuaciones. Lo hecho a sus dos toros fue prácticamente la misma película: porta gayola con medio farol de panza incluido en su segundo; quites abigarrados, incluido el del helicóptero, que son chicuelinas antiguas –que aquí llaman navarras- pero con dos giros saltarines, raudos y completos entre lance y lance; banderillas por catorcenas (unos pares meritorios, otros a medio lomo y a toro pasado); toreo de muleta en escuadra mandando al toro hasta Triana, y estocadas que harían palidecer de envidia al Juli.
Sería poco ético no señalar que en la faena al que cerró plaza El Fandi tuvo buenos momentos toreando al natural con gusto y temple. Tras mil mantazos y una estocada efectiva pero vergonzosa por lo artera, David Fandila cortó una oreja a ese buen toro, pedida con fuerza por los mismos que no se habían conformado con una sola para el Pirata de Jerez en el toro anterior.
Esta corrida, que pasará a los anales como la de la Puerta del
Príncipe de Padilla será discutida en los mentideros sevillanos mucho tiempo:
¿Hay modo de equiparar este triunfo al que consiguió Escribano con el indultado
“Cobradiezmos”? ¿Tienen algún punto de contacto el trasteo de Padilla a
“Seductor” y el de Morante a “Dudosito”. ¿Puede haber cosa más paradójica,
democrática y fascinante que el mundo del toro?
OBSERVACIONES: Juan José Padilla salió a hombros por la Puerta del
Príncipe. La lluvia de la mañana obligó a preparar el ruedo y se retrasó el
comienzo de la corrida casi 30 minutos. La megafonía anunció que los toreros habían
dado su visto bueno al ruedo. El trabajo de los operarios fue inmenso.
Fuente : sevillatoro.es
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