"FERIA DE SAN ISIDRO LAS VENTAS DE MADRID
2018" UN COMPLETO OMBÚ DE JUAN PEDRO DOMECQ Y UN BRILLANTE LUIS DAVID ADAME.
FERIA DE SAN ISIDRO LAS VENTAS DE MADRID 2018 : 10° DÉCIMO FESTEJO DE ABONO : 8ª OCTAVA CORRIDA. TOROS DE JUAN PEDRO DOMECQ / PARLADÉ : FINITO DE CÓRDOBA, ROMÁN COLLADO Y LUIS DAVID ADAME.
Luis David Adame, en La Suerte Suprema. |
La corrida de Juan Pedro Domecq
fue tan astifina como la que más y hasta más que ninguna de las jugadas en la
feria. Afiladísima y descarada. Aparatosa por astifina pero no falta de armonía
dentro de su seriedad. Juan Pedro cumplió con su costumbre de echar en Madrid
una corrida impecable. Y pareja de líneas con una excepción: un tercer toro
cinqueño, jabonero claro y muy lustroso, no tan ofensivo como el resto del
reparto. Fue, además, un toro completísimo. Para la antología de la feria.
El trapío de los toros
jaboneros no se descifra fácilmente. En ganaderías como la de Prieto de la Cal
donde la pinta jabonera es exclusiva se toman mejor las proporciones.
Cualquiera que fuera el trapío del toro, el menos armado de los seis, su
movilidad, su potencia y su entrega sin mácula vino a valer todavía que la
propia fachada, tan espectacular.
A pesar de ser corrida de abono
se hizo sensible la presencia de un público no habitual. Como el de los
domingos de San Isidro. Un público más impresionable. Cuando asomó el toro
jabonero, muchos se quedaron con la boca abierta. La ovación cerrada en el
arrastre fue unánime: los de los domingos y los de días de labor. Tirios y
troyanos, toristas y no. Gran toro. Llevaba nombre exótico: Ombú. El árbol
patrio de la Argentina. El árbol de la vasta Pampa malquerido de los gauchos
pese a ser de mucha y buena sombra.
Pues este Ombú no paró de
embestir, por una mano y la otra, de salida y en banderillas, en las rayas, en
los medios y en el tercio también, y de hacerlo con un ritmo carísimo,
descolgado a pesar de ser corto de cuello, humillando y repitiendo. No solo le
entró a la gente por los ojos. Sino por que de verdad importa: embestir.
Estar a la altura del toro sin
demérito era más difícil de lo que pueda pensarse, porque el toro de carril no
es necesariamente bravo. Aunque haya casos raros de bravura de carril, como la
de este toro tan singular que fue protagonista de la corrida. Mejor dicho,
coprotagonista, porque el menor de los hermanos Adame, Luis David, se echó
adelante con una seguridad, un celo y un aplomo impropios de torero nuevo.
Veinte añitos no más. Toreaba por primera vez en San Isidro como matador de
alternativa -la confirmó el pasado otoño en el abono- y la cosa fue llegar y
besar el santo, porque no perdonó ni un viaje, estuvo puesto sin vacilar -en la
segunda raya, cuatro ceñidos estatuarios para abrir boca, cosidos con el
natural y el de pecho- y no se anduvo con tiempos muertos ni pausas ni bromas.
Al platillo sin más, y ahí
brotaron tres tandas en redondo, el toro en los vuelos bien traído, en línea o
no, las tres ligadas muy en serio y bien abrochadas. El son de la faena bajó un
poquito tras esa explosión primera. Hubo toreo con la zurda de quilates, pero
no la tanda generosa que pone del revés el mundo. La última tanda en redondo
fue más rehilada que ligada. Adame intercaló una arrucina de sorpresa y remató
con ajustadas y apuradas bernadinas más aparatosas que precisas. Se fue tras la
espada a reventar. Entera la estocada, tal vez algo atravesada, muerte lenta del
toro. Casi las dos orejas, muchas banderas mexicanas y esa voz tan fiel que le
pega un viva a Aguascalientes cada vez que torea uno de los Adame.
Con Luis David estuvo la gente
hasta el último suspiro de la tarde, pero el sexto toro, del hierro de Parladé,
negro zaino, acodado, levantado, fue la cruz de la moneda, se quedaba debajo,
se revolvía y se defendía. Y no pudo ser completo el desenlace. Una versión
feliz del quite del Zapopán después de picado el toro puso a la gente caliente.
Y el remate de una serpentina, la primera de la feria.
El juego de cuarto y quinto pesaba para entonces como si se hubiera tratado de toros de plomo sin serlo, El imponente cuarto, acucharado pero anchísimo, fue muy noble pero alicorto por flojo. Finito dibujó como quien dice algún que otro cartel de toros. Sin eco. Acabó afligido el toro, desinflado tras solo la primera vara. El primero de corrida se llevó de Finito el recuerdo de cinco verónicas marcadas a modo y traídas encima como la pureza obliga. Tardo, sin recorrido, solo dejó a Finito pintar los apuntes de su estilo. El clasicismo.
La ortodoxia. Román se empeñó
con su cándido arrojo en citar de largo al segundo de corrida, que tardó en
responder y lo hizo con violencia de la que desbarata un plan. No fue oportuno
el órdago. Se rajó el toro cuando parecía enderezado el rumbo. Mirón, de apoyos
frágiles, el quinto juampedro no fue sencillo. No lo vio claro Román.
FICHA DEL FESTEJO :
PLAZA DE TOROS MONUMENTAL DE LAS VENTAS, MADRID; ESPAÑA. Jueves, 17 de mayo de 2018. 10° Décimo Festejo de Abono. 8ª Octava Corrida de La "Feria de San Isidro 2018".
Entrada : 16.300 almas. Primaveral. Barrunto de tormenta en el último toro. Dos horas y cuarto de función. Un minuto de silencio en memoria de Ramón Vila, cirujano jefe de la plaza de Sevilla durante treinta y tres años, fallecido ayer. Cinco toros de Juan Pedro Domecq y uno -6º- de Toros Parladé (Juan Pedro Domecq Morenés).
Finito de Córdoba, silencio tras un aviso y silencio.
Román Collado, silencio tras un aviso y silencio.
Luis David Adame, una oreja y saludos.
Cuadrillas : Se desmonteró Tomás López Diezma en el 6º toro.
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